Pablo Bautista: «Siempre me quedo con aquel lugar donde pueda aprender y mejorar»

Desde la primera edición del festival, la organización otorga el premio ‘Origen Rueda’, al que optan todos aquellos cortos que hayan sido en una de las bodegas de la D.O. Rueda participantes en la edición correspondiente. Los dos últimos años del festival, este premio ha sido otorgado a dos cortos con un mismo director y casi un mismo equipo.

En 2021 fue “Año uno”, cuya historia se relató entre los viñedos de Viñas Murillo, silencios y sonidos de lluvia. «Cuando sabes que te ha llegado la hora de partir, empiezas a apreciar los pequeños detalles de la vida, algo tan simple como respirar aire puro», eso le pasa por la cabeza a Alfonso, que sabe que no le queda mucho tiempo, mientras tanto, Julia está con él y se lo hace saber, que no le va a dejar solo y estará con él hasta el final. «Cuando llovía mi madre no me llevaba al colegio y me quedaba en casa». Piensa Julia mientras ve el agua caer desde el cielo.

En 2022, “Canciones de verano” junta un sábado por la mañana a Ana, Laura y Javi, amigos de siempre que se reencuentran cada verano en el pueblo y que hoy se despiertan con resaca. Ana se dirige a la cocina a por algo de beber fresquito que calme la sed y el calor propicio veraniego. Al beber descubrirán el surrealismo mágico que desprende esa botella tan especial en cuya etiqueta se lee «Canciones de verano».

Con motivo de estos dos galardones entrevistamos a su director, Pablo Bautista:

  • En las últimas siete ediciones del Festival, dos de tus cortometrajes han resultado ganadores en la misma categoría: el Premio Origen Rueda, al mejor cortometraje rodado en bodega ¿Estos espacios tienen algún atractivo estético especial para ti?

Las localizaciones de la D.O. Rueda son fantásticas. Abarcan todo tipo de escenarios y por esto, dan rienda suelta a la imaginación ya que puedes plantear cualquier historia porque tiene todos los espacios necesarios para llevar a cabo la realización de la idea. Además, la bases son muy flexibles en este punto y no te obligan a desarrollar la idea en una bodega/viñedo. Puedes usar la localización para lo que consideres oportuno además que la comunicación con la organización es realmente buena y facilitan muchísimo la producción.

  • Todos los trabajos que hacemos dejan en nosotros un poso, algunos buenos y otros no tanto ¿Con que te quedas de estos dos cortometrajes?

Aunque sea razonable por temas de logística que al final la figura del director sea la cabeza visible de un proyecto, no hay que olvidar que esto siempre es un trabajo en equipo. Al final desde la idea (co-escritas con Wada) hasta el resultado final todo pasa por un proceso en el que interviene mucha gente y la ejecución final no es más que el resultado de un trabajo grupal. Por eso siempre me quedo con la satisfacción personal de trabajar con mi equipo técnico, que para mí es como mi familia. Por ejemplo, con Rodrigo (director de fotografía) llevo trabajando desde 2013 con lo que nuestra química y entendimiento hace que todo fluya mucho al igual que trabajar con Irene (directora de arte), que la conozco desde que fui monitor suyo en un campamento de verano. Por no hablar de Wada (mi pareja creativa y de la vida) que no deja de sorprenderme con tantísima creatividad y con ese don que tiene para la interpretación. Siempre me quedo con lo que aprendo de ellxs, porque son profesionales que tienen mucho recorrido y proyección y me enseñan mucho, además de la gratitud que siento hacia ellxs por dedicarme parte de su tiempo y talento a mejorar todas las ideas, y creo que eso es lo importante; que sea el trabajo en equipo el que haga que el resultado final sea bueno.

  • Uno de los requisitos de Rueda con Rueda es incluir una botella de la DO Rueda en el cortometraje ¿cómo te planteaste esta inclusión en ambos cortometrajes?

Es verdad que en “Año Uno” forma un papel más testimonial, forma parte del brindis inicial y tiene una presencia más común. Sin embargo, en “Canciones de Verano” (también por la temática más “alocada”) cobra mucho protagonismo al ser el vehículo que nos traslada a todas esas emociones que nos lleva disfrutar de un buen vino.

  • Dicen que el tiempo todo lo cura, pero en “Año uno” se nos demuestra que no es así, que hay situaciones que no son tan fáciles de superar ¿qué te llevó a contar esta historia? ¿cómo surgió?

“Año Uno” es una historia escrita junto a mi compañera Wada. Fue un resultado de hablar mucho sobre un tema (No quiero hacer mucho spoiler por si alguien aún no lo ha visto) y querer contar que hay formas de venganza peores que la muerte y también trasladar esa situación de “vivencia en el espejo”, es decir, desde la lejanía el espectador ve la situación de Julia (el personaje femenino) con Alfonso como algo tierno y bondadoso al igual que lo vería con la situación del pasado de Alfonso con Julia, sin embargo, cuando uno se va acercando a la historia, a los personajes, empieza a ver que las cosas no son como desde lejos parece.

  • Por su parte, “Canciones de verano” nos traslada a casi todos a momentos vividos, pero también se pueden dilucidar otros temas ¿qué querías contar con esta historia?

Al igual que “Año Uno”, “Canciones de verano” está escrita en conjunto con Wada.

Es importante porque quiero destacar la capacidad creativa que tiene de darle la vuelta a las cosas y el valor que tiene en cuanto a originalidad.

Wada es, además de pareja creativa, mi pareja sentimental y en nuestra intimidad, nos hablamos mucho cantándonos canciones o con frases de las mismas.  A veces somos bastante memeables.

Creo que a todos nos ha pasado en nuestra adolescencia, en la época Messenger, que nos hemos puesto (o hemos visto) el típico nick que era una canción y cuando nos han preguntado que por qué lo teníamos escrito decíamos: “No, solo es una canción”, entonces nuestra pregunta fue: “¿Qué pasaría si solo le pudieses hablar a esa persona con canciones?, ¿qué ocurriría si la única forma de hablar fueran esos nicks?”

  • En tus dos cortometrajes las mujeres son las protagonistas o las que llevan la voz cantante ¿se debe a alguna razón especial?

Ambas historias están co-escritas con Wada por lo que es más que lógico que el punto de vista femenino esté más que presente.

Además, en el caso de “Año Uno” por desgracia, la mayoría de las víctimas de estas historias son mujeres. “Año Uno” es de las historias que me hubiera encantado no escribir nunca porque sencillamente son historias que no deberían existir.

  • En ambos cortometrajes has desarrollado las tareas de director, montaje y has sido coguionista ¿prefieres alguna por encima de las otras?.

También he sido co-productor de ambas. Y en ambas he ido de la mano de Wada. Disfruto mucho escribiendo con Wada porque aprendo mucho con ella y su creatividad y con su manera de darle la vuelta a las cosas es increíble.

El montaje me gusta mucho porque sus posibilidades son infinitas y es donde más aprendo a la hora de preparar próximos proyectos en función de los fallos que hemos tenido.

Y en cuanto a la dirección, como ya he dicho antes, disfruto mucho de trabajar con mi equipo y aprender de ellos. Sin embargo, lo que menos me gusta de la figura del director es que, y aunque ya he dicho antes que lo veo entendible, se acaba individualizando mucho en torno al trabajo del director cuando hay mucho trabajo detrás de mucha gente.

Siempre me quedo con aquel lugar donde pueda aprender y mejorar. Por eso todo lugar que sea estar junto a Wada y aprender de ella es un sitio donde merece la pena estar.

  • “Año uno” os ha dado varias alegrías tras su selección en Rueda Con Rueda, “Canciones de verano” seguro que también ¿crees que participar en festivales como Rueda con Rueda puede llegar a marcar en una trayectoria profesional?

Desde luego. Al final, cuando terminas de hacer un corto, una peli, un videoclip… lo que quieres es visibilidad. En las escuelas de cine te enseñan a preparar un proyecto y a desarrollarlo, pero no te enseñan a qué hacer luego con él. Con esto me refiero a la distribución, que es al final es lo más importante: Que tu trabajo se vea.

El festival de Rueda con Rueda, además de tener unos premios muy generosos, te dan la oportunidad de que tu trabajo sea visible y si ya además realizas tu corto en la denominación de origen Rueda, se te abre la ventana de poder distribuir tu corto en los festivales de cine de Castilla y León que muchos son de los más importantes del país (Seminci, Mejorada del Campo, León…) ya que todos tiene la sección de Castilla y León y te permite eso, tener más proyección y distribución del cortometraje.

  • ¿Vas a presentarte a una nueva edición del festival?

Algo hay en desarrollo. Esperemos que por salud mental podamos hacerlo con algo más de tiempo que los anteriores.


Ver corto «Canciones de Verano«

Ver corto «Año uno«